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viernes, 29 de julio de 2011

Apuntes sobre luz y sonido.


APUNTES SOBRE LUZ Y SONIDO EN LA PUESTA EN ESCENA

1 – La idea de Bertold Brecht sobre la posibilidad que el actor pueda discutir con el texto del autor, nos ha llevado a pensar que eso mismo se podía desplazar hacia otras zonas de la puesta: un sistema de iluminación que pueda conducir al personaje hacia otros derroteros, que pueda sugerir, describir o preanunciar sus estados de ánimos. Un sonido, una melodía, que sea la manifestación de algo que No cuenta el personaje, que no está en su devenir dramático, pero que sin embargo, también lo complementa.

Un complejo de técnicas sonoras y de iluminación que ayudan a que se produzcan elipsis temporales y espaciales en la trama, que hablan de algo que no se cuenta, como una segunda historia más densificada, más oscura o más metafísica.

En Potestad, puesta por el Círculo de Tiza, algo que comenzaba como una molestia a nivel sonoro, terminaba complementado la noción de personaje.

2 –Puesta en escena: escritura en el espacio, mapa de acción de los personajes, brillo y decadencia de la luz, silencio y composición sonora o musical en el espacio metafísico que transita el personaje.


miércoles, 27 de julio de 2011

Sobre el teatro en las provincias

Ser Dramaturgo, Actor, Director en las Provincias

Por un acercamiento a la especificidad de las áreas teatrales

Voy a comenzar hablando de una imagen. La imagen de una actriz, en una improvisación, en donde ella se deja ir rodando sobre sí, de una pared a otra, y así se va gestando la idea de una posible puesta en escena. Sólo ese gesto, el de alguien que suavemente se desliza al ritmo de un tema de jazz, echa a andar numerosas sensaciones, imágenes, posibles aconteceres. ¿Qué hace esta mujer? ¿Espera a un hombre? ¿A su amante? ¿Hay una fiesta, y ella, ajena a todo, comienza a encontrarse a sí misma? ¿Al horror de sí misma? Es decir, que esta actriz, desde lo mínimo que se requiere de un actor, ha disparado innumerables posibilidades para la construcción de lo dramático.



La vieja idea de Aristóteles de que somos potencia de un acto futuro, un acto que puede contener en sí infinitas actualizaciones, se manifiesta en esa tejne, es decir en la técnica del actor. Entonces: el universo empírico del actor, que es su fuente de trabajo, ese complejo de pasos, risas, besos, llantos, gritos; es el material fundante del teatro. No tengamos dudas sobre esto.

Ahora bien: ¿alcanza con esto para que el suceso dramático se produzca?

Sí y no. Sí, si esa misma actriz puede ir tejiendo en los distintos caminos al que la llevan sus improvisaciones, si puede ir desentrañando zonas, tomando decisiones sobre un camino rector. Un camino que, digámoslo sinceramente, en estos tiempos tendrá que contener oscuridades, ambigüedades, nada de formas explícitas. Un camino en donde el espectador deberá sentir que está ante un acontecimiento único. Puede la actriz, para estos fines, contar con un director, quien también tendrá algo para decir sobre el tema. Quien aportará su saber, es decir el trabajo sobre el tempo en lo dramático, sobre lo simbólico, sobre la luz y el sonido, sobre el trazo de las acciones.

Pero también puede ser que no alcance todo esto para producir el hecho dramático. Puede que ambos, director y actriz, se confundan con todas las posibilidades del material, que esas mismas imágenes, movimientos, terminen pronto, es decir, que se vacíen de un contenido primero, formando un esquema sin sentido, aburrido y sin dirección.

Y es aquí donde la trama, la historia, se hace necesaria.

Y es aquí, donde aparece la figura del dramaturgo como elemento fundante del acontecer teatral.

En un ambiente donde hay por lo menos tres voluntades creativas, actor, director y dramaturgo, por no mencionar todo lo que se puede llevar a cabo desde el sonido, o en las luces, o en la escenografía; en estas tres voluntades, entonces, hace falta que cada una de ellas delimite su especificidad.

¿Por qué esto? Pues para entender que en estas disciplinas se halla un elemento de singularidad inherente a cada una de ellas. En lo que comprende a la dramaturgia, siempre habrá la necesidad de un tejido de sentido, la necesidad de una historia, sea monologada, dialogada o solamente dirigida por acciones. Sin hablar del universo poético al que podemos acceder en cuanto al conocimiento del dramaturgo, ese universo también singular, formado por una cantidad de palabras y no otras, por el particular encadenamiento de acontecimientos y por esa producción de imágenes que hacen que el escritor de teatro sea alguien que está parado sobre la literatura, pero también sobre ese devenir empírico cuya regla principal es la acción de sus personajes.

La areté griega hace mención a la excelencia guerrera. A mí me gustaría tomar la idea de excelencia para desde allí promover un teatro en donde la mejor performance, tanto actoral, como dramatúrgica, o desde los aspectos que comprenden la dirección de un espectáculo, sean la necesidad primera. Sólo cuando se lleguen a entender cada una de estas especificidades en las disciplinas, podremos trabajar en conjunto. Respetando entonces, una dramaturgia del actor que muchas veces es sofocada desde la dirección, el texto escrito al que muchas veces se acude como mero disparador, o todo aquello que comprende la dirección y que la mayoría de las veces no es entendida ni aprobada por el autor de teatro.

Y desde esta excelencia me gustaría proyectarme hacia la búsqueda de aquella sustancia original que hace que las cosas brillen de una manera y no de otra. Ese actor, y no cualquier actor; ese director con determinada poética y no cualquier director; o ese dramaturgo cuyo universo personal hace de su escritura un acontecimiento único. En el interior del país siempre se estuvo ante la expectativa de lo que llegaba de Buenos Aires o desde el exterior, hoy es necesidad buscar ese saber en nuestro propio ámbito de trabajo. Partir de la excelencia en cada una de las disciplinas da como resultado el encuentro de las infinitas posibilidades de construcción de un acontecimiento, que contenga en sí, el encuentro de aquellas pulsiones que nacen en esta sociedad, la tejne de cada uno de los artistas y el complejo de nuevos mitos, éticas, problemáticas, que se van gestando día a día.

lunes, 11 de julio de 2011

Pensar el futuro desde el arte




Pensar el futuro desde el arte

Pensar el futuro desde el arte. Para mi el arte siempre ha contribuido a pensar el futuro, pero también nuestro presente y nuestro pasado. Ese pasado que se va dando en una forma de no- olvido. Y que se proyecta desde allí, desde esa historicidad, para pensar un futuro mejor. Un futuro que se deja entrever como un anhelo, como una forma de utopía.

Y es que el arte viene entonces, a ser una condensación y una potencialidad de ese futuro probable. De un presente y un pasado que se incrusta en nosotros, que nos condiciona a ser de una manera y no de otra, que construye nuestra identidad a partir de allí y quizás, sólo de allí.

Porque observemos en la historia : ¿Cuántas veces pudo el arte vislumbrar formas que después se darían en la realidad, en un futuro muy cercano? ¿Qué son sino esas sociedades extremadamente coercitivas y burocráticas en lo obra de F.Kafka? Esa obra que pudo preanunciar muchos horrores que tomarían cuerpo después en el nazismo. ¿Qué es sino, la descripción pormenorizada, la estadística y la cartografía que traza Rodolfo Walsh en su obra para hablar de una maquinaria que después lo exterminaría a él mismo?¿Qué son todas estas narraciones sino una manera de proyectarse al futuro, descubrirlo desde su formas más siniestras, denunciarlo y tener a la vez la convicción, el deseo, de que ese futuro se presente como un mejor modo de vida para todos nosotros?

Es decir entonces, que el arte siempre ha pensado en el futuro y se ha pensado a sí mismo inscripto en ese futuro. Es algo inherente al mismo arte. El viejo dicho de que toda obra es hija de su propio tiempo, que habla por él, y que se extiende hacia el futuro es una de las improntas esenciales del arte. La obra siempre va a decir lo que quiso expresar el artista y también, si sabemos ver, va a decir más, mucho más. Nos va a hablar de un tiempo histórico y de cómo las personas de ese tiempo tratan de pensar su pasado, su presente, su porvenir.

A mi me interesa particularmente, al construir mi trabajo, interrogar algunas problemáticas que mi sociedad se quiere sacar de encima, que quiere tapar en la banalidad de un discurso político. Me interesa todo aquello que es considerado la escoria, lo que perturba, lo que no se debe ver. Es allí, para mi, donde el arte puede contribuir para un futuro mejor, pues todo aquello que la sociedad se ha sacado de encima es justamente lo que la constituye como sociedad. Y hasta que nuestra sociedad no se enfrente con todo esto, que lo mire y que se haga cargo, no va ser una sociedad con buen futuro.

El arte entonces, como espejo de nosotros mismos.

Yo se que un grupo de actores todos los fines de semanas, es decir mis compañeros de trabajo, han a seguir entrando por todos los insterticios de un bloque que va tapando a las cosas que no tienen respuesta. Esas cosas a las que muchos no quieren darles respuesta. Y en la mirada de algún actor se gestarán esas preguntas que necesitamos: ¿Qué fue de Maria Rosa Pacheco? ¿Dónde está el Ing. Tellechea? Desaparecidos en plena democracia acá en San Juan ¿Qué hicieron con Julio Lopéz? Desaparecido en Bs As ¿Dónde van todos lo que siguen desapareciendo día tras día? Estas, como otras tantas preguntas son la que nos haremos cada vez que montemos una obra.

El arte entonces como espejo de todos los monstruos urbanos que supimos engendrar.

Quiero un futuro mejor, y hoy cuando la política está tan desacreditada, el arte es mi mejor herramienta. Lo sé. Lo veo en mis mayores, en la ética de su teatro abierto. Aquel que pudo enfrentar a una de las más feroces dictaduras.

¿Qué politizo el arte? Si ¿Qué hago de mi dramaturgia, de mis puestas una herramienta para poder reflexionar lo que somos, lo que nos pasa? Si, no tengan dudas sobre eso. ¿Qué voy a buscar la construcción de una poética con los deshechos que deja esta sociedad? Si, totalmente. En el discurso quebrado, en la tristeza de alguien descorazonado, en la furia del asesino, quiero trazar el mapa de lo que somos.

Pienso en un intelectual orgánico que vive su tiempo, que se sumerge en los devaneos de su sociedad, que vive a fondo cada cosa que sucede y se posiciona ante ella. Nuestro querido Rodolfo Walsh fue todo esto , ese es su ejemplo y su lucidez, eso es a lo que deberíamos aspirar. Sin dudas.

Pensar el futuro desde el arte. Yo creo que ya Homero en la vieja Grecia lo pensó. Lo pensó en la mirada de miedo de Héctor ante la furia de Aquiles. En esa mirada en donde se dibuja ya la muerte, está toda la historia de Grecia y toda la historia de la humanidad. Es como si Homero nos dijese que no habrá consideración de un ser humano ante otro, que nunca habrá un tiempo de paz, y desde allí, el poeta se expande hacia su futuro, que somos nosotros hoy acá. Y en eso estamos aun, con esos mismos miedos, preguntándonos las mismas cosas, vislumbrando apenas un porvenir que se nos aparece y se nos desaparece cuando lo pensamos.

Pienso finalmente que el arte se inscribe en lo por venir para describirlo, para preanunciarlo, para volver hacia las cosas que aun no se resolvieron. Pero también el arte se inscribe como una ética, una estética, una filosofía, una antropología de nosotros, en toda las posibilidades de ese futuro.

jueves, 7 de julio de 2011

El blog de Juan Carlos Carta


Este blog se construye por paradojas. Una de ellas podría decir: Aquí se trata de elaborar pensamiento, nos arrojamos más allá de la doxa imperante de esta época. La contracara sería que lo hacemos desde una zona libre: de lo institucional, de los compartimientos estancos que tienen cada una de las ciencias sociales. Es decir, que este blog pretende elaborar un pensamiento libre, una mirada descentrada, para hablar, para inscribirse e ingresar en la masa cultural de nuestro tiempo.

Defendemos la libertad de decir lo que pensamos, lejos o cerca de categorías y de cánones inscriptos en la cultura occidental, tomando algo o descartando todo.

Entendemos que la idea de una AMÉRICA LATINA LIBRE y con un saber propio sobre su cultura, su filosofía, es una utopía que a veces, si queremos, si está en nosotros la voluntad de transformar, se tocará profundamente con la realidad.